En las casas pasivas, cada detalle cuenta para lograr una eficiencia energética excepcional y un confort inigualable. Hoy toca hablar sobre los principios fundamentales que hacen de estas viviendas una opción revolucionaria en la construcción sostenible.
Excelente aislamiento térmico: El aislamiento en las casas pasivas es clave para minimizar las pérdidas de calor o frío. La cubierta, solera y paredes exteriores tienen una baja transmitancia térmica, que indica su capacidad aislante. Además, se ajusta el espesor del aislamiento según el clima, optimizando la eficiencia energética.
Ventanas y puertas de altas prestaciones: Las carpinterías en las casas pasivas tienen una baja transmitancia térmica y suelen contar con doble o triple vidrio relleno de gas inerte. Estas ventanas maximizan la eficiencia energética, reflejando el calor interior en invierno y manteniendo un ambiente fresco en verano.
Ausencia de puentes térmicos: Los puentes térmicos, como esquinas, juntas o ejes, pueden causar pérdidas o ganancias de energía no deseadas, así como la formación de moho. En las casas pasivas, se evita interrumpir la capa de aislamiento y se prestan especial atención a los detalles constructivos para evitar estos puntos débiles.
Ventilación mecánica con recuperación de calor: En las casas pasivas, se utiliza un sistema de ventilación mecánica que recupera el calor generado por electrodomésticos y habitantes. Este sistema precalienta el aire entrante y reduce la demanda de calefacción y refrigeración, logrando un gran ahorro energético y económico.
Estanqueidad del aire: En una casa pasiva, se busca la máxima estanqueidad de la envolvente para evitar corrientes de aire indeseadas y condensaciones interiores. La alta eficiencia del sistema de ventilación mecánica se logra mediante una construcción hermética, cuidando las juntas durante el proceso constructivo.
Las casas pasivas son una opción que combina eficiencia energética, confort y sostenibilidad.
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